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jueves, 4 de septiembre de 2008

ÉFESO



Si existe un gigantesco museo al aire libre, ése es Éfeso. Considerado una de las zonas arqueológicas más grandes del mundo, dada la gran cantidad de obras antiguas exhibidas en su lugar original. La antigua ciudad de Éfeso se extiende en el valle situado entre los montes de Bülbül y Panayır, en la actual Turquía.



"Cuando tienes la enorme suerte de pasear por sus ruinas, si le dejas, la ciudad te habla. Puedes oír a sus antiguos habitantes en cada cruce de calles, puedes sentir cómo poco a poco el espíritu de la ciudad se cuela en tu interior, y de pronto te sorprendes hablando en voz baja, casi en susurros, caminando por sus calles con respeto casi reverencial... Imposible el decidir cuál es la parte más impresionate de la enorme extensión que tienes ante tus ojos. Poses donde poses tu mirada, enormes ruinas o pequeños detalles que a priori podrían parecer insignificantes poseen tanta fuerza y tienen tanto que contar...

Sin embargo hay un lugar especial, un rincón en el que se respira conocimiento, sabiduría, al mismo tiempo que paz, calma... la Biblioteca de Celso" (Djed)

Éfeso fue excavada durante la última época del Imperio Otomano, en el siglo XIX por arqueólogos ingleses. Muchas de las figuras de la ciudad, así como otros objetos de indudable valor arqueológico, se encuentran hoy en el Museo Británico.

Los carios fueron los primeros en poblar estas tierras en el segundo milenio a.C. pero la primera ciudad no fue fundada hasta el siglo XI a.C. de la mano de los jonios. Con la invasión persa del siglo VI a.C., Éfeso se rindió al dominio de la dinastía Aqueménida. A pesar de los intentos de sublevación, este dominio continuaría hasta la llegada de Alejandro Magno.

Con la muerte del gran conquistador, Éfeso pasó a manos del general Lisímaco. Poco después la ciudad fue trasladada al valle situado entre los montes de Coressos (actual Bülbül) y Pión (el actual Panayır).

La época dorada de la ciudad llegaría con los romanos. Éfeso se convirtió en uno de los grandes centros culturales y económicos del Antiguo Occidente. Fue la época de construcción de algunas de sus más gloriosas edificaciones, como el Templo de Artemisa, considerado una de las siete maravillas del mundo.

La gloria de Éfeso no sólo no disminuyó con la época cristiana, sino que aumentó. A Éfeso acudió San Pablo en varias ocasiones para conseguir combatir el culto a la Diosa Artemisa. Poco después, una de las Siete Iglesias del Apocalipsis, fue construida aquí.

San Juan Evangelista eligió esta ciudad para escribir su Evangelio, mientras que, como había prometido a Jesús, cuidaba de la Virgen María quien vivió aquí hasta su muerte.

La decadencia de Éfeso llegó con los godos a principios del siglo III d.C., tras sufrir un tremendo saqueo. A pesar de ello, el Concilio Ecuménico de la mitad del siglo V tuvo lugar aquí, en Éfeso. Después, la ciudad tuvo que sufrir los aluviones del río Caistro y las epidemias de paludismo.

Se ha identificado a Éfeso como la ciudad de Apasa o Abasa, mencionada por los hititas como la capital del reino de Arzawa. También se ha encontrado cerámica micénica.

La fundación de la Éfeso griega en el siglo XI a.C. se debe a colonos atenienses liderados por el hijo del rey Codros, de nombre Androclo, aunque una leyenda se la atribuye a las Amazonas.

En la época romana, Éfeso fue la capital de Asia proconsular (oeste de Asia menor), bajo el título de "la primera y más grande metrópolis de Asia." Contaba con más de 200.000 habitantes.

Su comunidad cristiana es considerada "madre" de muchas otras de Asia menor, aunque en sus inicios albergó herejías gnósticas.

La Biblioteca de Celso, situada en el cruce de la Vía de los Curetos y la vía de Mármol, es un suntuoso edificio construido a principios del siglo II d.C. por un cónsul romano en memoria a su padre. La Biblioteca presenta un increíble estado de conservación gracias a las restauraciones y el material encontrado en las distintas excavaciones.

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