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domingo, 28 de septiembre de 2008

ECLIPSE


"De pronto todo parecía mucho más oscuro... ella se había marchado y él se quedó allí, esperando. El metro avanzaba en su viaje interminable; fuera el sol iluminaba de esa forma tan especial las calles de Madrid y en su corazón se instalaba la noche.

Alguien le vió y se preguntó qué estaría haciendo allí ese chico, mirando hacia el final de la escalera, parado, con los ojos fijos en algo que hace tiempo dejó de estar allí... Y él se preguntaba a su vez cómo la gente podría seguir viviendo, cómo el mundo podría seguir girando después de aquella despedida.

Y lo comprendió en ese instante, supo que todo era un baile, como la eterna búsqueda del Sol y de la Luna que nunca podrán encontrarse...

Durante el día, le toca a él correr tras su amada, esquivar nubes, saltar montañas, siempre corriendo, siempre intuyéndola al final del camino,... Al despuntar la noche cae derrotado, sin fuerzas, paralizado por unas horas, contemplándola desde su cárcel inmóvil, y ella toma el relevo de esta carrera perdida antes de comenzar...

Ella se va perdiendo en cada etapa, menguando poco a poco por el esfuerzo y el llanto que derrama al no alcanzarle, al ver tan sólo su tenue luz allá a lo lejos.... Pero cuando está a punto de desfallecer, de darse por vencida, es cuando le siente más cerca. Entonces su calor llega desde el siguiente recodo del camino, desde la próxima parada... y se recupera, crece y crece en su carrera frenética por alcanzarle y es entonces cuando él se aleja...

Tan sólo en raras ocasiones, las hadas les permiten encontrarse frente a frente... Pero nunca podrán tocarse, siempre entre ellos la distancia. En esos breves momentos se miran en los ojos del otro.

Por unos instantes, si ella se encuentra fuerte absorbe la luz que él deja de ofrecerle al resto, y sus almas se funden en el más bello de los besos. Si por el contrario él la siente débil, con su manto cubre a su amada por unos segundos, apartándola de las miradas extrañas y brindándole el descanso al que él mismo renuncia, sabiendo que con ello podrá seguir teniéndola allí, al final de la escalera del metro de Madrid..." (Djed)