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domingo, 21 de septiembre de 2008

El adios en tus ojos



"Sabíamos que este momento llegaría, lo supimos desde el primer instante, desde aquel saludo en el que nuestras almas se fundieron en una mirada y nuestras voces en un saludo...

Sin embargo, saberlo no nos preparó para enfrentarlo, siempre pensamos que seríamos más fuertes, o tal vez lo imaginamos de forma diferente, en otro lugar, en otro momento de nuestras vidas,... Y ahora no podemos mirarnos, tememos lo que podamos ver en los ojos del otro, en ese lugar al que tantas veces nos asomamos sin barreras, sin red y en el que ahora nos aterra incluso posar la mirada un segundo.

Ambos sabemos que no hay vuelta atrás, intentamos creernos lo que nos oímos decir en la voz del otro, sabiendo que no será así, que no puede ser así, que ya no es así...

Recuerdo las noches en que hablábamos horas y horas en la cama, las mañanas yendo a trabajar sin haber dormido, los momentos en los que sonreías, las veces en que yo dudé....

Sé que esperabas más, más de mí, más de nosotros, más de todo... Y tú sabes que quise, que luché, que lo intenté. Pero no fue suficiente, tú te sentiste decepcionado, incluso traicionado, y yo me sentí de nuevo vacía, sola y con mi compañero el frío en el alma,...

En vano traté de explicarme, inútil contarte mis sentimientos, mis miedos, mis inseguridades, ya no estabas para escucharme; ya habías encontrado tu explicación y nada podía cambiarla. Decías confíar en mí, mas tu mirada me evitaba, asegurabas creerme, y sin embargo me cerraste tu alma.

Y fue en ese momento, tú no lo comprendiste, pero yo lo supe; fue entonces cuando terminó... En ese momento lo ví, ví el adios en tus ojos, y al instante levanté de nuevo mi muralla, sellé esa grieta por la que te habías colado en mi coraza, sabiendo que era irreversible, definitivo....

Y hoy lo has comprendido, hoy has visto lo mismo en mi mirada, hoy has sentido que a pesar de los meses de confidencias, de haber compartido techo sin compartir ya nuestra cama, de haber aprendido a ser de nuevo amigos.... ha llegado el momento de mi marcha y esta vez no hay billete de vuelta. Ahora he visto en tu mirada el vacío, la soledad y el principio de ese frío que una vez que entra es tan difícil conseguir mitigar. Y me ha dolido, lo he sentido como mío.

Ojalá pudiera evitarte este instante, desearía ahorrarte este tramo de tu camino, pero aprendí a lo largo del mío que nadie puede vivir por otro, nadie puede sufrir en tu nombre. Sé que no lo entiendes, yo tampoco lo comprendí en mi momento; pero tranquilo, mi pequeño, no dudes que un día le dirás esto mismo a alguien, y ese día sé que al pensar en mí de nuevo, una sonrisa en tus labios te hará sentir que mereció la pena." (Djed)