"Un lugar que un viajero con ganas de conocer sitios diferentes y de increíble belleza debería anotar en su libreta de viaje. He tenido la suerte de poder visitar este impresionante rincón de los Alpes y no puedo dejar de recomendárselo a todo el que tenga ganas de experimentar sensaciones inolvidables. Una vez superado el vértigo, pude dedicarme a disfrutar de un paisaje digno de ser admirado.
Allí, por encima de las nubes, sientes cómo de pequeño eres, notas la cercanía de lo que unos llaman Dios, algunos Energía y otros Fuerza... Yo prefiero decir que en ese lugar me sentí más cerca de mí misma, más en contacto con mis propios pensamientos y mucho más próxima a mis sentimientos mas intimos de lo que me he sentido en muchos otros lugares del mundo.
La inmensidad blanca que se extiende bajo los pies, el frío que en tal sólo unos segundos se transforma en calor que quema con luz insoportable de tan intensa y esa paz que se respira cuando giras un recodo del camino en L'Aguille du Midi y no ves nada ni a nadie cerca, sólo tú... son algunas de las sensaciones que han merecido la pena y que siempre llevaré conmigo." (Djed).
El Mont Blanc es el punto culminante y cumbre emblemática de los Alpes y uno de los picos más conocidos del mundo. Fronterizo entre Francia e Italia, su altura exacta es variable, en función de la capa de nieve que cubre la cumbre rocosa; las últimas mediciones han oscilado entre los 4.807 y los 4.810 metros. Las dos ciudades más famosas cerca de Mont Blanc son Chamonix, (Francia) y Courmayeur (Italia).
Geológicamente se formó durante los plegamientos hercinianos dando nombre al plegamiento alpino. La estructura de todo el macizo es granítica y de formación relativamente reciente –más que la de los Pirineos poniendo por caso– lo que es motivo de que los conozcamos todavía llenos de altivas crestas y agujas, no tan castigadas por la erosión.
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